martes, 22 de septiembre de 2015

De leyes y ciclos


Ya podría estar inyectándome. 

Pero no. En mi país, las leyes se hicieron para quebrarlas. Por eso hace dos años existe una ley que las obras sociales y prepagas se niegan a cumplir, o en la mayoría de los casos cumplen a medias. 


 
Y no sólo tenemos que luchar contra el esperma de marido que espera congeladito en un tubo después de una biopsia, contra mis ovarios multifoliculares que me dejan horriblemente hiperestimulada, contra la glucosa e insulina que se me disparan ante la primer hormona, contra la trombofilia hereditaria y también la adquirida que me provocan fallo de implantación por mala irrigación uterina, contra mis problemas alloinmunes que rechazan al embrión por tener genética ajena a mí, y mis malditas natural killer elevadas.

No. También tengo que luchar contra la prepaga a la que le pago (como su nombre lo indica) un pequeño dineral todos los meses para que me dé una "mejor" salud que el paupérrimo sistema público. Para que cumpla con la ley de fertilidad que me asegura cobertura INTEGRAL, al 100% de todos los estudios, medicación, tratamiento, criopreservación y transferencias embrionarias. Cobertura INTEGRAL que para ellos sólo se refiere a tratamiento y 40% de la medicación. Nada más. Ni estudios especiales, como el test de túnel para medir la fragmentación del adn del esperma de mi marido porque total, los abortos después los tengo yo. Ni medicación, como la heparina para anticoagular mi sangre y que no me agarre una trombosis en plena estimulación porque el tratamiento es un riesgo para mi salud. Ni congelación ni transferencias futuras. Deben de suponer que deberían de transferirme juntos los 15 embriones que hago por ciclo.

Y también tengo que luchar contra la Superintendencia de Servicios de Salud, el organismo gubernamental creado para defender los derechos de los usuarios de servicios de salud, el organismo que tiene que defenderme a mi. Que me toma amablemente el reclamo e intima a la prepaga a cumplir. Pero como no tienen ningún valor ejecutor, solamente le pone una multa por incumplimiento, que a las empresas les conviene pagar antes que pagarme a mí lo que corresponde. 

Entonces sólo me queda intentar cruzarme con una persona amable que intente adelantar las autorizaciones para que mis ciclos no se sigan perdiendo. O recurrir a pagarle fortunas a un abogado para que realice un recurso de amparo que va a salir SEGURO a mi favor, después de una semana o cuatro meses (total da lo mismo porque a la que se le siguen avejentando los huevitos es a mí). Y pagarle fortunas para que me recupere una parte de la fortuna que estos hijos de puta me deben. Así que termino poniendo igual un dineral, simplemente para que las leyes se cumplan.
Algo tan básico.

Ya podría estar inyectándome. Imaginando cómo los folículos se pelean dentro de mis ya exprimidísimos ovarios inflamados como dos sandías. Pensando que ahí dentro estará la mitad de mi futuro hijo. Y que esta vez va a servir. Que se va a quedar. Que mi cuerpo no lo va a destruir. Que toda la artillería de medicamentos y prácticas que mis médicos prepararon todos estos meses para mí, va por fin a ser la solución.
Entusiasmada. Feliz de que por fin haya llegado el día, en el calendario de días que taché durante tantos meses. Después de un doloroso abril y cinco meses de tratamiento inmunomodulador dándome unas dolorosísimas vacunas experimentales como último recurso de la última posibilidad que me queda de intentarlo.

Pero sólo estoy menstruando.
Como cualquier otra tonta y tristísima regla más.

martes, 15 de septiembre de 2015

Planes previos


 
Aclaración: sólo soy una simple paciente de fertilidad, no soy médica. La idea de este blog es contar las cosas que me pasan mientras le hago frente a los tratamientos. Si a alguien le ayuda, MEJOR! Pero lo que mi médico me manda a hacer a mí, es PARA MI. Lo que a mí no me sirvió, no quiere decir que a los demás no les sirva. Y lo que para mí pudo ser una solución, para otros casos, otras parejas, otros cuerpos y otros problemas, puede ser contraproducente.
Cada caso es un mundo. A veces podemos tener similitudes, pero no somos iguales. Si cuento decisiones médicas es solamente para que sepan cómo se va a encarar lo próximo en mí, no para que busquen ESE médico que les haga ESA cosa.
Por suerte, nadie se recibió de médico leyendo blogs, no queramos ser los primeros!

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Vamos a lo médico (POR FIN!!!!!).

Nos hicimos el crossmatch después de la sexta vacuna de linfocitos paternos. Una semana después tuvimos los resultados: súper positivo!
Eso es bueno, positivo es bueno, porque quiere decir que genero respuesta bloqueante. Y necesitamos que se genere para que mis linfocitos se porten bien y hagan lo que tengan que hacer con el embrión. Lo que tengan que hacer que no sea fusilarlo contra el muro de endometrio como se supone vienen haciendo!

Ese mismo día tuvimos la cita con nuestro doc de fertilidad. Esas citas en las que todo se coordina y salís con la cabeza retumbando contra la pared y preguntándote, como buena obsesiva, si no te quedó algo por preguntar porque ya no hay vuelta atrás y en la próxima cita tu doctor te va a volver a ver depilada (no sé si me explico!). 
Nos entregó las órdenes para presentar en la prepaga y en la Superintendencia de Servicios de Salud junto con nota que nos adjuntó la abogada para exigir cobertura al 100% tanto del tratamiento como de la criopreservación y futuras transferencias, y del TOTAL de la medicación. Pero eso quedará para otro tema.

Le entregué todo lo que habíamos hecho para intentar saber si ovulaba, incluida una ecografía desastrosa donde apenas si se veían los ovarios. Y el análisis de progesterona a día 21 del ciclo con resultado 6,9 ng que confirma, definitivamente, que ovulé. Aunque sea bastante bajito, con la suplementación eso se corrige sin problemas. Además, este mes también me hice test de ovulación y me volvió a dar positivo a día 13. Así que confiamos en que no fue un mes al azar y mi cuerpo está haciendo lo que debería. Así que ya quedó anotado que iremos por el ciclo natural (si Dios y  mis ovarios lo quieren ese mes, y los astros se alinean UNA VEZ a mi favor!). 


Empezamos a sacar cuentas, fechas, días del ciclo y bla bla bla. Hasta que le sugerí, muy afectuosamente, si era probable que no tomara las pastillas en el ciclo previo (acá nos dan algo llamado "primolut nor", acetato de noretisterona, que nos frena los ovarios para evitar folículos residuales). Dudó. Mucho no le gustó. Le dije que todo un mes tomando eso me hacía arrancar el tratamiento con 5 o 6 kilos de más (se los juro, no es joda!). Dudó de nuevo. Y me dijo que estaba bien, que no lo tome. Cualquier cosa veríamos en la ecografía antes del arranque, si habría algún problema.
También ya coordinamos que íbamos a utilizar el esperma criopreservado de la biopsia que le hicieron a mi amorcito hace justo un año, para asegurarnos de que la muestra estuviera con la menor fragmentación de ADN posible. 

Y, además, que en el ciclo previo a la transferencia, probablemente el ciclo de estimulación, íbamos a hacer un injury endometrial. ¿Cómo? No me habías prometido torturarme con una histeroscopía? Ya que nunca me hice una? Y llevo tres transferencias de preciosos embrios en negativo? No, vamos a hacer una biopsia con scratching otra vez, de paso mandamos a patología para que no haya endometritis (una inflamación que imposibilita la implantación y que sólo se ve con biopsia). Pero, más que nada, para remover las celulitas otra vez y generar ese efecto inmunológico "especial" que tanta falta me hace. Que la histeroscopía no se justifica. Que tengo miles de ecografías diarias y una histerosalpingografía que salen genial. Que mi problema está por otro lado. Que es muy invasiva.

Me cacho que lo tiró!!!
Una que con tanta lucha se vuelve bastante masoquista y quiere que la invadan todo lo que se pueda!
En fin, la histeroscopía fue innegociable.
Y yo sigo resoplando, pero el médico es él. Yo lo elegí. Confío en él. Me la tengo que bancar!
 Que la realidad es que lo que necesito es una buena patada en el culo a mi sistema inmunológico. Atacarlo por todos  los flancos posibles.
Mi marido me llama Wolverine por mi capacidad "autocurativa". Y yo detesto cuando lo hace, si no fuera que tiene razón y eso nos está jodiendo la existencia.

Decía… salimos con toda una pila de papeles, rogando para que las cosas legales nos salgan rápido y comenzar ya! Y felices de saber que vamos a intentar que tanto la previa como el post sea lo más natural posible, así mi cuerpo no se me queja tanto.
Lamentablemente, a mi ciclo le queda menos de una semana. Y las partes legales, como siempre, se hacen rogar demasiado. Ya me hago a la idea de tener que esperar otro ciclo más.
Está bien, que se haga desear. 
Mientras que cuando llegue, sea la definitiva!


viernes, 11 de septiembre de 2015

Mi mamá


Hace cinco meses que tachamos los días en la pared, esperando que llegue esta semana. Y todo ese tiempo en el medio no eran más que relleno. El inútil lapso entre la tristeza y una nueva oportunidad. Las vacunas de linfocitos paternos requieren un proceso de armado de paciencia del que ninguna infértil dispone, menos aún la loca histérica que escribe.

Pero quiso el destino que la importancia cambiara. 


Justo cuando hacía planes para los 5 días que separaban el presente de la GRAN cita donde tendríamos el resultado del nuevo crossmatch y nos entregarían las órdenes para presentar un nuevo ICSI pronto a comenzar…

Justo ese día, cuando inventaba tonterías para rellenar el tiempo y que esos 5 días pasen más rápido…

A mi mamá la asaltaron. Entraron por el fondo de su casa cinco malparidos. La golpearon. Durante horas.

Terminó con un hematoma subdural, una cirugía, cuatro días en terapia intensiva, la cara y el cuerpo lleno de moretones y dolor, un "exótico" corte de pelo y una buena costura en su cabeza tapando la moderna placa de titanio que le quedó sobre la oreja. Y un miedo terrible de volver a la casa en la que, junto con mi padre formó una familia, y la casa en la que se despidió de él.  En la que vio crecer a sus cuatro hijos y a sus nueve nietos (y todavía falta el décimo que espero ser yo quien se lo dé).


las manos de mi madre abotonando mi vestido de casamiento,
el que ella misma cosió


Y de pronto, las prioridades fueron distintas. Llegamos a esa famosa cita sin haber dormido en días. Y el listado de cuestiones a resolver con el médico, que vengo armando desde hace meses, ya no tuvo importancia. Y confié. Agradecí estar en las mejores manos (que por algo lo elegí).

Básicamente, dejé de preocuparme. Por lo que pueda pasar, porque de nada sirve. Por lo que no puedo cambiar. Por lo que los doctores digan, estipulen, crean, investiguen o prueben, que por algo son lo que son y el más tonto de ellos sabe mil veces más que todas nosotras juntas. 
Pero también que la garra del paciente puede más que cualquier pronóstico.



Pienso en que unos días atrás, el neurocirujano nos explicaba que la cirugía a mi mamá podía no salir bien, que la presión del hematoma en el cerebro podía ocasionar daño irreversible, que podía perder el lenguaje cognitivo, que iba a estar mucho tiempo en recuperación, que no nos asustáramos si había que tratarla con anticonvulsivos…

Y ese mismo día de la cita, tres días después de la cirugía, mi mamita me estaba mandando un mensajito al celular deseándome suerte, ya salida de terapia intensiva.

Tan sólo darme cuenta que así de loca es la vida. Y lo que tiene que ser, será. A pesar del buen pronóstico. Y también, contra todo mal pronóstico.

Si mi mamá, una jubilada cabezadura (nunca mejor dicho) de 73 años, medicada por hipertensión arterial, resistió seis horas de tortura, un hematoma que le empujaba el cerebro y una cirugía, y salió a sonreírle a los pronósticos como toda una guerrera, me pregunto qué no puedo conseguir yo con la garra que heredé de ella! 

Y de pronto me doy cuenta que la vida, constantemente, nos sigue dando otra oportunidad. 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Un mail


Y de pronto, nuestras órdenes ya están escritas en una carpeta MONUMENTALMENTE grande en nuestra clínica de fertilidad. Esperando que sea martes 8 para ir a retirarlas. Para escanearselas a la abogada y presentar carta documento a la prepaga para exigir cobertura integral como indica la ley. Pero ese es otro tema.

Después de detallarle por mail a nuestro doc los datos que la abogada necesita para hacer la presentación, anoche nos contestó. Debo de confesar que poco creí que eso fuera posible, pero, de infertil ansiosa que soy  nomás, viví con la computadora encendida chequeando con la vista constantemente la aplicación de gmail para ver si la sorpresa podía una vez estar de mi lado. 

Y sí. Ocurrió. 18,30hs, justo ya saliendo para yoga. Como para pasarme esa horita de relajación y medicación con la mejor de las energías posibles.
Porque no me contestó "ok" como yo le había suplicado que haga. Porque me dijo que nuestras órdenes ya estaban hechas. Y eso desencadenó una serie de hormonas en mi hipófisis que me encantaría un neurólogo pudiera haber chequeado en ese momento. 

Nuestras órdenes estaban.
Tres simples papeles.
Una nueva oportunidad.
Esperando por nosotros. 
Tan tan cerquita.