Será que la
infertilidad me convirtió en una persona horrible.
Pero me cansé. De
leer y leer tanta pelotudez!
Hoy es el día de la
madre acá en Argentina. Y aparecieron en cuanto blog, web o fan page sea
seguidora sobre infertilidad, una cantidad inmensa de escritos del tipo: ya
somos madres.
Y yo los leo, y
lloro. Y se los leo a mi marido, que llora también mientras yo vuelvo a llorar.
Y suena todo tan bello. Que ya somos madres. Somos madres de la espera, de las
ecografías, los folículos, en cada estudio, en cada angustia contenida y bla bla
bla.
Perdónenme. Son
palabras hermosas y muy emotivas.
Pero son mentira.
Yo NO SOY MADRE.
Aunque quiera, más que nadie, serlo. Y me enorgullece mi inmensa lucha y la
fortaleza con la que la llevo adelante. Y me siento mucho mejor madre (si es
que eso puede calificarse) que las que paren hijos a mansalva porque sí, por un
plan, para sostener una pareja, porque están aburridas o porque la sociedad les
dice que "completarse" como mujeres, es parir.
Pero no lo soy.
Nadie me dice mamá. Ni se duerme apretando mi dedo. La casa está silenciosa y
vacía. Nos sigue sobrando una habitación. Y no habrá bracitos que me envuelvan
el cuello mientras me dicen "feliz día".
No importa cuán
sentimental me pueda poner este día. Cuánto piense en los 28 embriones que mi
marido, un biólogo y yo formamos en año y medio de historia infértil. Y me diga
y me repita que eso es hacer vida, y que de madre yo tengo mucho. La única
maternidad que me interesa es la real.
No quiero bellas poesías.
Quiero ser mamá.
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